Al acecho de formas que acomoden mi entendimiento.

lunes, 29 de marzo de 2010

Quo Vadis

¿Qué hacer con la cabeza cuando no quiere pensar?
Nada la detiene pero ella no avanza.

El día está claro, el sol bien arriba, pero no quiero compartirlo con las multitudes andantes.
Mi soledad es mía, y no la quiero, pero es mía y no la comparto.
Mi cabeza es mía pero es ella la que no quiere compartir sus ideas.
El tiempo es mío (aunque sea una parte) pero todo mi entorno se lo disputa, atomizándolo, convirtiéndolo en nada.
Ni el sol sabe lo que siento, ni mi pasado se hace cargo lo suficiente, ni mi futuro se ve tan despejado como el día de hoy, donde el sol me invita a salir y yo me resisto porque no quiero compartir mi soledad, mis ideas, mi tiempo, mi pasado, mi presente, mi futuro, mi mal humor, mi cara de pocos amigos, mis pocos amigos que son muchos y mis angustias que parecen pocas pero que desbordan esta casa, que se oculta bajo el sol.

viernes, 26 de marzo de 2010

Con los pies sobre la tierra

Busquemos un lugar y hundámonos. Ocultemos la cabeza y ventilemos el culo.
Ahora esperemos, quizá, con un poco de suerte, el viento fuerte nos lo limpie.
Si eso llega a pasar. Agradezcamos al dios del viento, levantemos nuevamente la cabeza y salgamos a caminar.
Pero ojo, recordemos cada pozo en los que caímos (no sea cosa que volvamos a caer en los mismos lugares).

Y si caemos cae?
Uno se cansa de andar equivocándose y pidiendo disculpas.
Vinimos a equivocarnos, a ensuciarnos y a limpiarnos para volver a ensuciarnos eternamente.
Ensuciarse hace bien, decían, y es verdad.
Los cuellos blancos sólo denotan aburrimiento, inexperiencia, falta de compromiso.
Las manos cuidadas, sólo nos recuerdan lo que no fueron capaces de hacer.

Cansado de la pulcritud y reconciliado con el barro, vuelvo a salir al mundo.

jueves, 25 de marzo de 2010

Reset

Sin puntos de partida. Sin principio ni final.
En medio de la nada y en busca de un horizonte.
Librado a los vientos que soplan por encima de mi cabeza.
Así me siento por la mañana: a la espera de todo, pero conciente de un realismo que hace tiempo dejó de ser mágico.
Algo me dice que va a llegar, pero estadísticamente son más las probabilidades de que no.
Pero igual arranco. Estoy programado para eso.

viernes, 19 de marzo de 2010

Politikill

Da indignación que sean un círculo cerrado al que no te permiten entrar, pero del que tampoco te dejan salir.
Da bronca saber que la suma de amigos, de amigos de tus amigos, de amigos de amigos de la lista de facebook de tus no amigos, y de cuanta manifestación popular multitudinaria, no será capaz de romper esa cofradía destinada a salpicarnos de mierda eternamente.
Nos ilusionamos y corremos tras una nueva luz de esperanza, y resulta ser una nueva luz violeta que atrapa moscas.
Nos corremos a la izquierda, para sentir que luchamos por algo, y volvemos a estrellarnos. Claro, en nuestra idealización perdimos de vista al círculo conformado por absolutamente todos. Y en todo circulo, los extremos no sólo se unen, sino que se fusionan, se confunden, rotan, giran, van de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, y nosotros en el centro, pero no ideológicamente, sino, inevitablemente, porque nuevamente quedamos encerrados en una trampa insalvable.
Un día decidís jugar fuerte, tomar las riendas de tu destino. Aceptás las leyes del capitalismo y te sumás a la derecha bien derecha. Pero lamento informarte que las vacantes están todas cubiertas. Quedaron en avisarte cuando haya un lugar donde meterte, pero por ahora, por más que votes, discutas o aplaudas, lo vas a tener que seguir mirando desde afuera.
A ver si me entendés. Es un circulo. Un circulo bien cerrado. Como un anillo de poder, por el que todos se pelean, pero que nadie es capaz de conservar por mucho tiempo porque termina enloqueciéndote.

Mientras tanto los excluídos del circulo seguimos disfrazados de orcos, esperando el momento exacto en el que algún Frodo se posé en nuestra trampa, para obligarlo a inmolarse en nombre de nuestra libertad.

martes, 9 de marzo de 2010

Dead or alive

A ver si entiendo un poco.
El día tiene solo 24 horas, pero cada una de esas horas tiene una duración relativa.
El secreto estaría en hacer que siempre duren más, que se pase lento, que cada minuto se transforme en una eternidad.
No sé. Quizá sea una solución para poder hacer todo lo que quiero y no puedo, todo lo que quiero y ya hago, todo lo que no quiero pero no me queda otra y todo lo que seguramente algún día haré pero aún no es el momento.
Mi experiencia dice que el tiempo pasa despacio cuando uno se aburre.
Esa es, sin duda, una de las peores trampas que nos ha creado el universo.

“Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver”.
Quizá estemos frente a la frase peor interpretada de la historia.
Veamos.
Quién estipula qué es rápido y qué es lento.
La juventud o la vejez (salvo extremos insalvables) se torna cada vez más difícil de delimitar.
Y ni hablar de los parámetros que envuelven a la belleza.

Por eso, vivamos rápido hasta dejar que el tiempo se nos escurra entre los dedos. Cien años se pasan volando y si los viviste bien, la sonrisa que irradiarás será eterna.
Tus ojos brillarán tanto que quizá, los desentendidos de siempre, lleguen a confundir tu luz con lágrimas de nostalgia. Pero ya no te va a importar, porque en realidad nunca te importó.
Es que no hay nada más bonito que dejar un cadáver luminoso, casi fluo, para enceguecer a los cuervos.

Cazadores furtivos