Al acecho de formas que acomoden mi entendimiento.

martes, 9 de noviembre de 2010

Staccato

El sol camina y los pies se me queman porque pienso que mi cabeza se aleja y el astro se hunde cuando logro crear ese idilio con lo de allá, descuidando que cerca de mi centro se encuentra todo lo demás.
Entonces subo y bajo y revuelvo y me enfrento a la nada con aquello que me sobra sólo por el hecho de estar, y la nada otra vez, mezclada con tensión, adormecimiento, angustia, y de vuelta las gotas que te espabilan para seguir sometiéndote a un sinfín de mentiras creadas por la nihilidad, y apañadas por el todo que abarca la imaginación.
Cansado ya de tanto sí que no, y de tan oscuro que negro, me sumerjo en otro whisky que no surte efecto y tampoco espero que suceda, total se que nunca pasa, porque internamente no quiero que suceda.
Maldición, otro día hermoso, y yo quejándome por los lentes.
Tan simple, tan complicado, como querer escribir con nubes y subrayar con rayos.
El cielo se me cae encima, pero ya basta. Es tiempo de abrir los ojos y aceptar que yo también estoy volando. (O al menos tengo alas para hacerlo).

Cazadores furtivos