Las últimas dos ráfagas de viento le hicieron tomar conciencia acerca del inevitable fin que se acercaba.
“Es tiempo de soltarme”, pensó. Pero no lo hizo. Prefirió esperar nuevas bocanadas de aire que la llevarían lejos del resto.
Finalmente, el viento volvió a soplar. Y entonces se desprendió de la rama.
Al acecho de formas que acomoden mi entendimiento.
martes, 5 de abril de 2011
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2 comentarios:
y asi me pasa... y a veces (demasiadas) me aferro tanto, que no entiendo para que o por qué...
(que lindo que volves a escribir)
besos
Gracias Lila!
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