No puedo detener mi cabeza.
Mis piernas están trabadas, mis brazos atados, pero mi cabeza aún continúa corriendo en busca de un lugar sin preguntas; instintivo, carnal; donde no haya títulos, ni prejuicios, ni espejismos.
Un lugar real en el que pueda perderme, para poder encontrarme.
Un lugar sin mandatos ni culpas, con cuerpos desnudos, vinos espumantes, espejos de aguas cálidas bajo las estrellas, y amores reales de los que no exigen, porque prefieren dar.
Quizá no sea un lugar, quizá sea sólo un momento.
Aún no lo sé, pero mi cabeza sigue corriendo.
Al acecho de formas que acomoden mi entendimiento.
viernes, 22 de enero de 2010
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6 comentarios:
Lo primero para asesinar a esos hamsters, es (me parece) dejar de lado mandatos y culpas...
No tenemos suficiente con nosotros mismos, para encima, prestar tanta atención a los espacios perjudiciales de otros...?
Detengamos la cabeza haciendo la plancha, mientras miramos las estrellas :)
besos
Lo mismo digo, y que no falte el vino espumante, por favor!!
jjajaa vino espumante?! jja Decís Champagne? jja
Lindo! Me pinta responderte: BIRRA! ja
besos
Ok, pero una Carlsberg o una Guiness!!
Este juego se merece glamour!
Me gusta ese lugar. Sin culpas, sin preguntas, sin prejuicios y poder brindar con los que aman solo para dar. Sí, con un buen vino, no necesariamente espumante.
cariños
susy
Parece que no tuvo éxito el espumante, volveré al Cabernet!
Gracias Susy por tus palabras.
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