Gotas rojas, gordas, espesas, salen a la luz y atraviesan la mano. Como partes de un todo, se suicidan desde cuarenta centímetros de altura.
El brazo blanco, flaco, sutil descansa sobre el borde de una bañera humeante; pareciera extenderse hacia los que nunca llegarán a tiempo.
Y la hoja de afeitar, en el piso, protagonista y abandonada.
Al acecho de formas que acomoden mi entendimiento.
lunes, 11 de abril de 2011
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1 comentario:
Una hoja que no permite liquid paper...
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