Sin puntos de partida. Sin principio ni final.
En medio de la nada y en busca de un horizonte.
Librado a los vientos que soplan por encima de mi cabeza.
Así me siento por la mañana: a la espera de todo, pero conciente de un realismo que hace tiempo dejó de ser mágico.
Algo me dice que va a llegar, pero estadísticamente son más las probabilidades de que no.
Pero igual arranco. Estoy programado para eso.
Al acecho de formas que acomoden mi entendimiento.
jueves, 25 de marzo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Hermoso texto, Marcos.
Mis sueños a veces son tan profundos, que algunas mañanas sigo viviendo en ellos...
Besos.
En mi caso a veces, hasta terminan empalmando con los de la noche siguiente!
Beso
muy bueno che
Publicar un comentario